sábado, 16 de julio de 2011

Beslan

Hoy he visto un documental en la televisión sobre la masacre de Beslán.
Aún recuerdo esos días. Tu acababas de cumplir un año.
Unos terroristas islámicos tomaron un colegio de Osetia del Norte. Un lugar con ese nombre parece como que está en algún lugar perdido, ignorante de cualquier cosa que pase por este otro lado del planeta. ¿Qué podía ocurrir allí? Tuve que situar el lugar, una pieza minúscula de tantas que ocupaban el Cáucaso.
Recuerdo que tomaron el colegio, que me sorprendió la cantidad de alumnos que había como rehenes.
Y recuerdo también como mirábanos con incredulidad lo que estaba pasando, casi en directo.
Hoy he escuchado los testimonios de las madres, de niños, de adultos que vivieron esos días. Las madres narraban a los realizadores del programa como vivieron aquellas horas, solo al final dierons testimonio de lo qué fue de sus hijos. Sabía de antemano que algunas los habían perdido, aún que no lo dijeran de una forma explícita. Solo había que mirar sus ojos y su luto.
¿Quién puede mirar el mundo de otra forma después de haber pasado por ese infierno?
Hará dentro de poco siete años: 186 niños murieron y una cifra similar de adultos.
¿Para qué?
¿Por qué?
¿Qué puede legitimar esta masacre? ¿Qué oscuros motivos políticos, nacionalistas, o religiosos pueden esgrimirse para ello?
Cuando te dejo en el colegio pienso que es el lugar más seguro. Para tantos niños fue su tumba.
No entiendo nada.