sábado, 26 de diciembre de 2009

Papá Noel

Anoche no dejabas de decir: viene Papá Noel.
Que no, Leonor. Papá Noel visita a los niños de otros países: de América, de Inglaterra, de Francia. Aquí vienen los Reyes Magos.
Me mirabas como diciéndome: Me da igual. Esta noche me dejarán alguna sorpresa.
Yo no dejaba de insistirte: la carta se la has escrito a los Reyes Magos. Además, está lloviendo ¿Cómo va a venir Papá Noel en trineo? No puede, con los renos viajar así.
"Bueno, decías. Los Reyes me dejarán un regalo."
"Leonor, los Reyes no vienen hasta el día seis de enero."
"Y ¿Cuánto falta?"
"Menos de dos semanas".
Sin embargo, tu me decías: "Mamá, Papá Noel va a venir. Ya verás como deja regalos, ya verás como nos deja algo. A ti también, no te pongas seria".
Dos horas hablando, y tu fe era inquebrantable.
Te oía decir, va a venir, va a venir.Mami, no te preocupes, Papá Noel vendrá.
Tenías fe por las dos.
Y, efectivamente, esta mañana Papá Noel te dejó unas "chuches" y un mensaje.
Y, aunque como dijiste, eran chuches y dulces como las que tenía la abuela en casa, Papá Noel vino, finalmente, tal como habías pronosticado.
A veces la fe de alguien es tan fuerte, que nos fuerza a los demás a hacer lo posible y lo imposible para que no se rompa.
Feliz Navidad.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Rutinas

Cuánto tiempo hace que no escribo. Terminaste finalmente la etapa de infantil. Ahora, ya estás metida de lleno en la dinámica del sistema. Te veo contenta, en tu nuevo cole, y más aún porque estás aprendiendo a leer.
Ahora, de vez en cuando, miras algún texto, algunas palabras escritas e intentas leerlas tu sola. A veces me preguntas "mamá, esta letra cuál es".
Te digo que cuando sepas leer, buscaré un gatito para ti. En realidad, soy yo la que tiene ilusión por un gato, pero de alguna manera te estoy contagiando el deseo de tenerlo.
Has empezado también tus clases de música. El año que viene, elegirás instrumento.
Cuando te pregunto qué quieres tocar de mayor, me dices que el violoncello.
Me gusta que te guste este instrumento, aunque nunca hubiera imaginado que te llamase la atención.
Ahora, disfruto de los días que no tienen altibajos, rutinarios. Un día normal de trabajo, ir a recogerte al cole y preguntarte qué tal te ha ido, qué has hecho, con quién has jugado, ir a comer a casa de la abuela, ir a los columpios, volver a casa.
Nada más. Para mí nada menos.
La rutina es la base de mi felicidad. Esto lo descubrí hace años.
La rutina, la costumbre, lo simple.
Besos, Leonor.

sábado, 27 de junio de 2009

Madrid

Han pasado los años viajeros, y no sé si en algún momento de mi vida volverán de nuevo.
Durante un tiempo, escapaba literalmene en cuanto había una sucesión de días para conocer algún sitio nuevo, especial...una especie de huída extraña.
Aún así, tuve la suerte de encontrar ciudades fascinantes en momentos únicos.
A veces se produce algo maravilloso, y es cuando un visitante, un viajero, puede llegar a tocar el alma de una ciudad.Ambos están en ese momento en estado de Gracia.
Tuve esta sensación etre 1984 y 1986 con Madrid (Madriz, como se anunciaba en los carteles).
Descubrí la magia que se escondía en esa ciudad, pese al trajín, el tráfico, la inevitable suciedad de las grandes ciudades...
Lo primero que me fascinaba era la entrada a Madrid. Casi cien kilómetros antes, el paisaje que el tren dejaba ver era como una carta de presentación. Altos edificios, descampados, paisajes proletarios, plantaciones de chatarra, chabolas...pero me fascinaba esa visión.
En aquél momento empezaba también a recoger la maleta, asearme un poco, fumar los primeros cigarrillos de la mañana después de una noche insomne la mayor parte de las veces.
Luego,inesperadamente, y después de casi una hora contemplando este paisaje, la vía de tren iba mostrando una herida en la ciudad, una hendidura que me permitiría llegar hasta la estación, Atocha.Antes era una estación antigua, pero igualmente maravillosa.
Solía haber alguien allí, esperándome.
A veces no, pero podía manejarme bien, sabía a dónde tenía que llegar.
¿Qué recuerdos tengo yo de esta ciudad que tanto me marcó?
Ir de Usera a Plaza de Castilla, donde tenía mis citas, haciendo transbordo en un metro interminable; ir también a La Latina, a una pequeña buhardilla que se escondía cerca del teatro; paseos por el Retiro, cerca del lago, y también en una barca.
Ir a bares y discotecas, y pubs llenos de gente extraña y que a mí me parecían fascinantes.
La música de Gabinete Caligari y Luz Casal, de Radio Futura y Joaquín Sabina. Esa era la música que decoraba la ciudad que yo veía.
Paseos por el museo del Prado, por el Casón, parada siempre obligada.
Sentarme en la Plaza del Dos de Mayo, en un banco, y cerrar los ojos mientras fumaba.
Una tarde en el Parque del Oeste, inolvidable.
Colores del amanecer y del atardecer, que bañaban las avenidas de la ciudad.
Una ciudad vista con los ojos de los veinte años.
Ahora, cuando la recuerdo, también tengo veinte años. Y no sé lo que va a pasar después.

martes, 23 de junio de 2009

PROCLAMO (de Reina)

Parvati, la diosa
Este poema lo encontré en un blog. Se citaba a una tal Reina como autora. Leyéndolo con más atención intuí que esa Reina podría ser alguien a quien yo conocía con el mismo nombre, y muy querida por mí. Le escribí y me lo confirmó.
Muchas gracias Reina por permitirme reproducirlo aquí.
La primera vez que lo leí me impactó su fuerza, su belleza.
Sé que el poema está tejido con los hilos de tu existencia, pero también siento que has puesto voz al espíritu de muchas de nosotras.
Te abrazo desde aquí, Reina (en mi corazón serás siempre, Parvati)


PROCLAMO.

Proclamo que estoy viva
Que mi cuerpo vibra
Y mis células claman.

Proclamo que he hecho historia
A lo largo de mi vida,
Que he visto asomar
Los ojos de la Madre Divina
A través de los míos,
Las Manos de la Madre Divina
A través de las mías,
Los pies de la Madre Divina
En mi Caminar.

Proclamo que he vivido.
Que he sido niña, mujer, hija,
Esposa y amante, madre, viajera,
mujer chamán Y Maestra, Creadora, sacerdotisa, Sanadora,
Escuchadora, Susurradora, Acechadora,
Guerrera de la Luz y Mujer de las Tinieblas,
Espíritu del Bosque y Diosa del Agua, Mujer Salvaje.

Soy La que Sabe y Soy la Caminadora
En el Sendero de la Luz.
He ido por espacios desconocidos,
Me he adentrado por grutas, enfrentado demonios y espíritus Indomables,
me he rendido y he disfrutado del Éxtasis del
Ananda Divino, he sido Hiuhai, Parvati, Atma, Aya, Izana, Virtudes, Reina María, Ana María, la Khali, la Kwan Yin y la Pachamama.

Me Reconozco en el Alba, en el Espíritu del Agua, en el de la Tierra y el Manantial,
Me reconozco en el caos, en el espíritu del tigre y del jaguar.
En la sabana africana y en la mirada de los niños y niñas,
Me reconozco en el manantial.
Sacio la sed.
Descanso en la Luz y en la Eternidad.
Descanso allá donde se respira el Espíritu de lo Eterno.
Es Mi casa, es mi Hogar.

Reconozco que he vivido
Que he conocido la dicha y el dolor
La alegría y la confusión
La certeza y la perdición
La luz y la oscuridad.

Reconozco que he vivido,
Que he buscado
Que he encontrado
Que continúo en mi caminar.

Bendigo mi cuerpo
Y lo hago con amor
Bendigo cada una de las heridas
Que la batalla de la vida le ha infringido
Bendigo cada arruga y cada surco
Que reflejan mi presente y mi pasado
Bendigo cada gota y cada fibra de mi ser
Lo bendigo en mi.

Bendigo Mis ojos que reflejan los luceros del alba, mi boca, una gruta de luz, mi cuerpo,
Que danza con las estrellas, bendigo el Alma, que habita en mi.
Bendigo Mis nalgas, mis piernas, la pesadez,
Los mareos, el insomnio, los brazos que duelen y la rigidez
Lo arcaico, lo que no me permite crecer, lo que hago y lo que deshago,
Lo que me ancla al pasado, lo que amo y lo que no.
Todo, lo que yo soy, todo lo que mi cuerpo es,
Todo lo bendigo en mi
Todo es un canto de vida
Y es un canto de luz porque estoy viva
Y la vida se expresa en mi

jueves, 28 de mayo de 2009

Rayos Gamma

>Hay unas explosiones inmensas en el espacio que los científicos denominan explosiones de Rayos Gamma.
Dicen que son las mayores emisiones energéticas que se dan en el universo.
Hay también diversas teorías al respecto: unos dicen que son estrellas de neutrones que la deriva espacial hace colisionar; otros dicen que son hipernovas, estrellas masivas que estallan en un delirio de energía.
Otros hablan de agujeros negros, que hundidos en la oscuridad, chocan entre sí.
Nadie sabe, en realidad, que puede ser esa gigantesca energía que de cuando en cuando inunda el espacio.
Es la misma energía que nuestro Sol irradia en decenas de años, pero concentrada en segundos, o milisegundos.

Dicen también que si se produjeran lo suficientemente cerca, podrían acabar con gran parte de la vida en la Tierra.
Así explican algunos ciertas extinciones masivas que se produjeron en tiempos remotísimos, cuando la Tierra era joven y podía procrear nuevos hijos aun cuando perdiera esos.
No pensamos en ese inenarrable engranaje que nos encaja como una pieza más del Universo; ni pensamos que nuestra vida esté a expensas de que en algún remoto sitio, a no más de diez mil años luz, dos estrellas de neutrones decidan abrazarse y ese abrazo interestelar produzca casi una energía incontable, que llegaría hasta nosotros.
Rayos Gamma fruto del amor interestelar entre estrellas.
Todo se anuda en el Universo, todo se ata, todo se va abrazando.
Los científicos lo llaman fuerza de gravedad, que atrae a los diferentes cuerpos.
Pero tu y yo sabemos que el amor inunda incluso a las estrellas brillantes, a las galaxias gigantescas, a los agujeros negros insondables.
Todos ellos van atrayéndose o alejándose, en un baile espacial infinito y eterno.
Nuestra Vía Láctea corre en busca de Andrómeda, la una hacia la otra.
Dentro de eones de tiempo, ambas se abrazarán inmensamente, hasta convertirse en una.

martes, 26 de mayo de 2009

Magia

Mi querida Leonor: el otro día me dijiste que querías vivir en un cuento. Me sonreí porque yo ya había usado esa frase hace mucho tiempo, en otra época.
Ojalá pudiera ofrecerte eso. Ojalá todos pudiéramos elegir la mejor de las historias para vivirla. Pero no puedo.
De hecho, a veces me invade como una losa la responsabilidad de haberte traído a este mundo desquiciante y violento e injusto.
Aún respiras magia por todos lados. Casi con seis años, no has perdido un ápice de tu inocencia. Hace un par de días, te sorprendí intentando hacer desaparecer algo, diciendo tus palabras mágicas:
"Mamá, no ha desaparecido. Ohh...no soy mágica. Yo pensaba que era mágica".
"Claro que lo eres, Leonor. Seguro que esas no son las palabras que tienes que decir. Hay que decir otras. Hay que estudiar para aprenderlas".
Te quedaste más convencida.
Pero cuando te leo algún cuento, sigues pensando muchas veces que ojalá pudieras estar allí, y ser la princesa Fiona, o la princesa del caballero, o la mariposa rosa, o cualquier otro ser maravilloso.
Tal vez por eso te gusta tanto disfrazarte, vestirte y jugar a que eres esto o lo otro. E insistes en decirme: mamá, tu que quieres ser. Y sin querer, me vas involucrando en tus historias, en tus cuentos, y yo me voy enredando en ese mundo que has construido y en el que me permites entrar.

Con uno de tus disfraces favoritos

miércoles, 15 de abril de 2009

Desencuentros Afortunados

A veces, Leonor, los encuentros son desencuentros: extrañas ubicaciones donde confluyen energías sin nombre que nos llevan a mundos subterráneos, impensados o inexplicables.
Casi siempre había pensado que encontrarse era garantía de algo afortunado,era recobrar lo perdido, encontrar lo añorado; el desencuentro, en cambio, era una confluencia negativa, donde lo que se rehúye se vuelve a tocar.
Ahora no estoy tan segura.
La última semana ha tenido algo de todo esto. Ha habido encuentros extraños, tan particulares y etéreos, tan impredecibles, tan inabordables….
Lo que nunca pensé que pudiera volver a suceder, ha sucedido. Lo que esperaba que sucediera, en cambio, no se ha dado.Por eso son desencuentros, inexplicables fuerzas que hacen que se sucedan cosas inexplicables en el camino de cada cuál.
Tres personas han atravesado estos días mi vida y han trazado en ella un dibujo, o una línea, o han borrado algo: dos de ellas con su ausencia y una con su presencia.
Intuyo la fragilidad de todo ello, pero no importa. Sigue siendo mi propia vida algo sorprendente.
Oigo la música de Georges Winston mientras escribo. La melancólica pieza “Secret Garden”, me trae recuerdos inolvidables, de un pasado que a veces extraño.
También me evoca estos últimos días de este presente sobre el que voy caminando de puntillas y haciendo mil malabarismos.
Es lo que tiene la música, que puede mostrar el pasado y el presente sin necesidad de anudarlos.

jueves, 9 de abril de 2009

El reencuentro del amigo

Ayer, después de veinte años, tuve noticias de un amigo muy querido de la época de la universidad.
Haciendo una labor de detectives, usando internet claro, logré dar con una página donde aparecía una persona cuyos datos correspondían con él. Le envié un correo, y....magia! dos días después tenía noticias suyas.
Hace más de veinte años, nos reuníamos en la hora de las cervezas y los cafés, para estudiar o para salir...
Hablábamos de muchas cosas y me sorprendía cuando me decía que lo que más le gustaba eran leer novelas del oeste. A mí me parecía que bajo la capa de chico duro se ocultaba todo un romántico.Desde entonces, ha sido inevitable que evoque su imagen cuando veía alguna película del oeste.
Me dio una fotografía tipo carnet. En aquella época los amigos nos dábamos ese tipo de fotografías, siempre había alguna que nos sobraba después de hacernos diez o doce, para principio de curso y entregarlas a los profesores.Él me ha dicho que tiene la mitad de pelo que tenía entonces y 25 kilos de más. Yo le he dicho que tengo más pelo, pero también más kilos.
Se enredan los recuerdos de tanto vivido. A veces, Leonor, tengo que hacer un alto y poner un poco de orden en los años porque ya se me atropellan locamente.
Aquello fue la magia del 84 al 86. Me ha recordado que fui yo quién lo despidió en la estación de autobuses cuando se fue de Granada y empezó, lejos, otra etapa de su vida.
He estado años preguntándome qué fue de él. Y ahora, gracias a la unión de mil casualidades, nos reencontramos nuevamente.
Estoy casado y tengo una hija, me dice.
También yo tengo una hija, aunque más pequeña, le contesto.
Me inunda la nostalgia cuando nos cruzamos esas palabras. Son más de veinte años...las vidas de todos han ido por mil sitios distintos.
Le he hablado de la reunión de nuestra promoción, de los catorce magníficos.
No sé si vendrá, en manos de la Providencia dejo ese reencuentro.
Lo que si sé es que te escribiré alguna que otra vez, y que a través de esta magia virtual, nos tenderemos de nuevo las manos.
Un beso para ti, mi amigo.

sábado, 14 de febrero de 2009

sábado, 7 de febrero de 2009

Ha llegado el Ratón Pérez

Adiós a tu primer diente de leche. Hoy ha caído después de que la dentista te diera un leve apretón con su tenaza. Antes de entrar en la consulta, informaste a todo el mundo de que iban a sacarte un diente. Luego, has estado todo el día diciéndoselo a todo el mundo.
Estás encantada con eso de saberte con un diente menos, de ver un hueco en tu encía, y saberte, al fin y al cabo, más mayor.
Esta noche, ya está todo preparado para que venga el Ratón Pérez y el Hada de los Dientes. Estás como loca con la idea, porque para ti es algo nuevo y maravilloso.
Y seguro que cuando estemos las dos durmiendo, ambos se dejarán caer, silenciosos, dejando alguna sorpresa bajo la almohada a cambio de tu pequeño diente.
Va asomando ya el otro, que miras de vez en cuando en el espejo, ilusionada.
Qué se le va a hacer, Leonor. Te vas haciendo grande.

viernes, 9 de enero de 2009

Nieve

Principios de enero. La ola de frío que nos invade parece que tocará a su fin. Y, un año más, la nieve no ha querido mostrarse en Granada. Sólo unos pequeños y breves copos hacia el mediodía del jueves, pero nada más. Unos copos livianos y diminutos.
Ayer esperé contemplar ese ambiente previo a la nevada, pero no llegó.

Hay un invierno perdido en mi memoria, no recuerdo de qué año ni exactamente en qué lugar, creo que siendo yo pequeña: el color blanco del cielo justo antes de romper a nevar, que es cuando más frío está el ambiente; los copos de nieve cayendo lentamente, muy despacio.
Y entonces me doy cuenta que el aire que me envuelve se ha vuelto blanco, que toda la naturaleza que me rodea está en silencio: no hay ruido de animales, no hay ruido de gente, no se mueve ningún árbol, no hay viento que susurre nada, sólo una enorme quietud envuelta en mil tonalidades de blanco.

Cada vez que veo la nieve -y son pocas veces- espero recobrar ese ambiente que una vez pude contemplar, y que llenó mi alma de una gran serenidad.
He encontrado una fotografía de la última vez que nevó en Grandada. Fue el año en que naciste, y hace justo ahora, seis años.
Recuerdo que hacía pocas semanas que me había enterado de que estaba embarazada. Ese día me desperté, y vi que Granada estaba totalmente cubierta por un manto blanco.
No fui al trabajo, las clases se habían suspendido porque el transporte escolar no había podido hacer las rutas. Me quedé en casa con Ceci. Y miré con ella en brazos la nieve desde mi ventana.