jueves, 2 de abril de 2020

Tiempo de Pandemia

Fue algo inesperado, fulgurante. De pronto eran cientos, luego miles.
Y en poco tiempo, el mundo entero estaba infectado.
Y estábamos en casa, encerrados, temerosos, sin rozarnos, sin tocarnos, sin besarnos.
Mirábamos con recelo al vecino que se acercaba en dirección contraria, y cambiábamos de acera.
Tiempo de recelo, de amigo yo te quiero pero no te acerques aquí.
Era la época en que comprar naranjas y pan era  un peligro.
La época del gel en el bolsillo, y lavarnos las manos de forma compulsiva.
La época de buscar guantes de latex y mascarillas.
La época en la que, si salíamos a la calle, no podíamos acariciarnos, ni tocarnos.
La época en la que olvidamos nuestras manos  y usábamos nuestros pies y los codos.
La época en que las zapatillas dormían en el umbral de la casa.
La época del olor a lejía.
Nos asomábamos al mundo a través de las ventanas.
Y el mundo entraba en nuestra casa por la televisión, o el móvil. Noticias, malas noticias.
Tiempo de pandemia. Tiempo de miedo.
El tiempo de la ruleta rusa, el tiempo de a ti te toca y yo me salvo.
El tiempo de la vejez y la guadaña, que no daba abasto.
El tiempo de pensar...y llorar en silencio.
Tiempo de pérdidas, de despedidas y de derrotas.
Tiempo de abrazar solo con palabras, solo con miradas.
Tiempo de rezar...de pensar si sirve de algo...y rezar otra vez.
Tiempo de pensar en lo que nunca se pensó, de temer lo que más se temió.
Era tiempo de pandemia, tiempo de miedo.

2 de abril de 2020. Leonor conmigo, en la época del Covid-19.