martes, 1 de mayo de 2007

Paisajes



Hoy he tropezado con esta imágenes que he encontrado en la red: los Andes y el cono sur de América y la plateada Antártida. Me sorprende lo hermosa que es la Tierra así, de lejos; me sorprende también que para que nos impacte nuestro planeta, y tengamos conciencia de su belleza, tengamos que alejarnos de él al menos unos cientos o miles de kilómetros.
Parece que es entonces, cuando una fotografía nos muestra tan distanciados de la Tierra, cuando nos damos cuenta lo hermosa y lo maravillosa que es.
Eso me lleva a otra cuestión: Cuando nos alejamos de algo, o sentimos que lo perdemos, es cuando empezamos a preocuparnos, y a valorarlo.
En los últimos días he estado escuchando un montón de noticias sobre el cambio climático, la irreversibilidad del mismo y otras cuestiones parecidas. No hacemos nada, no se hace nada.
Ví el otro día en el periódico, una noticia sobre un pajarillo, semejante a una codorniz, que vivía en Andalucía occidental, y que no se la ve desde hace más de diez años. La última fue cazada. Creo que el pájaro recibía el nombre de Torillo andaluz. La van a dar por extinguida.

El Torillo Andaluz
Es dolorosísimo que una noticia así, no impacte más a la gente, no inunde las primeras páginas de los periódicos. Solo una fotografía testimonial de esa pequeña ave, en el suplemento dominical, en el ángulo superior izquierda de una página central. Y, mientras tanto, lo absurdo cobra tintes épicos adquiere una importancia desmesurada: el mismo día, un par de páginas para hablar de los 999 goles de Romario, que está bien, pero que desde luego no hay comparación.
A principios de abril, se conocía la noticia de la extinción del Delfín de aleta blanca, un delfín que surcaba las aguas del Yang-Tsé. Se le conocía por baijí, y según cuenta la leyenda, era la reencarnación de una princesa arrojada por su familia al río por no casarse con un hombre al que no amaba. Era símbolo de paz y prosperidad.
Me desesperan oír estas noticias, me desgarran por dentro. Quizá porque presiento que todo va acelerándose, caminando hacia un final terrible e ineludible.
Estas cosas me parecen auténticos crímenes, de nuestra especie hacia otras especies.

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