miércoles, 15 de abril de 2009

Desencuentros Afortunados

A veces, Leonor, los encuentros son desencuentros: extrañas ubicaciones donde confluyen energías sin nombre que nos llevan a mundos subterráneos, impensados o inexplicables.
Casi siempre había pensado que encontrarse era garantía de algo afortunado,era recobrar lo perdido, encontrar lo añorado; el desencuentro, en cambio, era una confluencia negativa, donde lo que se rehúye se vuelve a tocar.
Ahora no estoy tan segura.
La última semana ha tenido algo de todo esto. Ha habido encuentros extraños, tan particulares y etéreos, tan impredecibles, tan inabordables….
Lo que nunca pensé que pudiera volver a suceder, ha sucedido. Lo que esperaba que sucediera, en cambio, no se ha dado.Por eso son desencuentros, inexplicables fuerzas que hacen que se sucedan cosas inexplicables en el camino de cada cuál.
Tres personas han atravesado estos días mi vida y han trazado en ella un dibujo, o una línea, o han borrado algo: dos de ellas con su ausencia y una con su presencia.
Intuyo la fragilidad de todo ello, pero no importa. Sigue siendo mi propia vida algo sorprendente.
Oigo la música de Georges Winston mientras escribo. La melancólica pieza “Secret Garden”, me trae recuerdos inolvidables, de un pasado que a veces extraño.
También me evoca estos últimos días de este presente sobre el que voy caminando de puntillas y haciendo mil malabarismos.
Es lo que tiene la música, que puede mostrar el pasado y el presente sin necesidad de anudarlos.

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