sábado, 17 de marzo de 2007

Heildelberg, 1981

Hace tiempo que la música de Cohen no inunda mi casa.Quizá es de los pocos cantantes que me han acompañado, de una forma más o menos regular, desde mi adolescencia.
Hace algo así como casi 30 años que los escucho. Quizá tenía 15 ó 16 años cuando por vez primera llegó a mis oídos alguno de sus temas, gracias a Carmen, que en algún momento me pasó un disco y luego un libro de poemas y a Rosa, cuyo hermano pudo traer de la tienda de discos en la que trabajaba una cinta de Cohen que Rosa y yo escuchábamos una y otra vez embobadas.
Al poco tiempo compré el disco de los Grandes Éxitos, con temas como "Suzanne", "So Long, Marianne", "The Partisan"...
Con el paso de los años, llegaron otros discos, otros temas.
Cohen ha estado vinculado a mí en tantas ocasiones..En los momentos de tristeza, en los momentos de amor, en los de espera y en los de desesperanza. Durante casi 30 años, ha sido un compañero inseparable, y, aunque ausente durante largos períodos, en los momentos difíciles, su música asomaba, tímidamente: era como encontrar a alguien conocido en el que recostarme, al que abandonarme.
Aún así, hay un lugar y un instante del que jamás pordré desligarlo: el viaje de estudios al final del instituto, con Inma Palma de compañera de viaje: una mañana temprano, con bruma, en un café junto al río Neckar, y con la visión del castillo de Heildelberg al frente. En aquel momento, se oyeron unos compases de Suzanne, que inundaban aquél perdido café.
Y hoy, tres décadas más tarde, escuchando esa canción mientras escribo, se me ha venido de golpe toda mi adolescencia, todo ese tiempo que yo creé y que ya se ha ido, y me ha llegado, envuelta en las viejas notas de una canción, un olor, unos colores, y una compañía casi medio olvidada, la de esa amiga a la que tanto quise durante aquellos dulces años.
Hoy no puedo decir donde está y que ha sido de ella.
Tan sólo recuerdo que teníamos 17 años, y que allí, en esa ciudad pequeña de Alemania, de Europa, mientras saboreábamos un café, hablamos de filosofía y de arte, hablamos de historia y de amor.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho Leonard Cohen, hace muy poco que lo descubrí, una amiga me grabó toda su discografía porque pensaba que me gustaría y la verdad es que sí, lo único que siento es no enterarme más de las letras porque el inglés no es lo mío.
    Los recuerdos se agolpan de repente en nosotros, verdad? Con una canción, un lugar, un sonido, una música, un olor... y es que hay personas y momentos que están grabados tan adentro que cualquier cosa nos lo recuerda.
    Me he leído todo tu blog, me ha enganchado... es tan bonito todo lo que escribes... ¡¡¡qué suerte tiene Leonor!!!!
    Seguiré pasando por aquí. Un beso lleno de sueños

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  2. Hola Sueños, he leído tus post, y me gusta que te guste mi blog.
    El colegio al que me refiero es el de Cristo Rey, que estaba cerca de la Iglesia de Santo Domingo.
    Ahora ya no está.Desapareció y el antiguo colegio fue dedicado a otro uso.Como tantas otras cosas.
    Otro beso para ti.
    Alicia.

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